Borrando los escombros: Los niños trabajadores de Gaza + Fotos

Matthew Vickery,/Resumen Medio Oriente/Al Jazeera, 23 de noviembre de 2015 – Decenas de niños con uniforme coincidentes pasan por la concurrida calle en el barrio de Beit Lahia en Gaza, algunos charlan, otros cantan canciones y otros corren, riéndose de sus amigos al intentar atraparlos.

Wissam mantiene sus ojos fijos en el suelo a medida que pasan. Descalzo y con las rodillas descubiertas, continúa su camino para recoger escombros con sus tres hermanos. “Me encantaría ir a la escuela”, dice humildemente este niño de 11 años, “pero por ahora pido a Dios sólo que hoy me dé un buen trabajo, así puedo ayudar a mi familia”.

A pocos metros de distancia, el hermano de Wissam, Jihad, se apoya en el burro de la familia, con la cabeza baja. A pesar que tan sólo tiene siete años, parece agotado.

“Esta es la obra de la muerte”, dice Abed, el mayor de los hermanos, mientras que descarga otro cubo de escombros en el carro tirado por burros.

Las palabras que usa están cargadas de significado. No es sólo porque el trabajo que realizan es el vaciado, pero las piedras que recogen son los restos de las casas destruidas durante la última incursión de Israel contra Gaza.

Los tres chicos están muy conscientes de que sus vidas son drásticamente diferentes de las de sus pares israelíes.

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“Ellos no tienen esta vida”, dice Wissam. “Ellos no tienen que trabajar como nosotros, y no tienen que temer a las bombas y a la guerra. Todos los días, pienso en cuando vendrá la próxima guerra”.

Abed, como el mayor, ha asumido el papel de figura paterna, manteniendo un ojo en sus hermanos, atendiendo a sus necesidades y manteniendo el ánimo en alto.

“Tenemos que hacer esto porque nuestro padre está enfermo (tiene distrofia muscular) y debemos ayudar a nuestra familia y dar dinero a nuestra madre para la comida”, dice Abed.

“Me gusta decirle a mis hermanos cosas como estas mientras trabajamos de manera que entiendan por qué tenemos que trabajar y para que no se enojen”.

A las dos de la tarde, después de recoger su cuarto carro de roca, caminan lentamente para volcarla cerca de un sitio en construcción. Entre tres hermanos ganan 6 dólares.

“El salario que recibo es lo que merezco”, dice Abed.

Pesadillas

Mientras hacen su camino a casa se vuelven más habladores. Es temprano por la tarde y los niños están aliviados al ser liberado de la carga de ganar un salario.

“Burro sólo se llama burro”, dice Wissam con una amplia sonrisa. Jihad ríe y Wissam responde dando unos pequeños golpes en las patas traseras de burro. Jihad salta arriba y abajo, gritando de alegría.

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“Me encanta jugar con mis hermanos”, dice Wissam, riéndose de lo fácil en que se puede entusiasmar su hermano menor.

La casa donde viven es pequeña, sin retrete al interior. No hay muebles y nada cuelga de las paredes o cubre las plantas. Hay sólo cubos de plástico y ollas de metal al revés que sirven de asientos, aunque no hay suficientes para todos.

La habitación en la que los hermanos duermen no tiene ventanas. Hay sólo dos colchones sucios en el suelo.

Wissam duerme al lado de su hermano Jihad, pero él nunca duerme bien. Tiene pesadillas todas las noches. La escuela donde él y su familia buscaron refugio durante la incursión israelí de 2014 fue alcanzada por misiles israelíes. Dieciocho personas murieron en el ataque. Ahora, cuando cierra los ojos en su frío y oscuro dormitorio, la imagen de partes de cuerpo humano y de burro entremezclado en el patio de la escuela vuelve a él.

A Wissam le pesa todo lo que ha visto y la pobreza agobiante que sufre su familia, pero a diferencia de su hermano mayor, Abed, quien lleva la carga de ser el principal sostén de la familia, todavía encuentra un cierto disfrute en su infancia.

“Este es mi pollo, este es mi pollo, le ayudé a crecer grande, crecer grande”, canta Wissam mientras corre a la azotea de la casa y libera a la familia de las gallinas de su gabinete.

Él abraza a su favorito.

“Le da a mi familia los huevos”, dice sonriendo, y continúa su canción, mientras Jihad comienza a saltar hacia arriba y hacia abajo para él. “La vida es difícil aquí”.

Abed saca una bicicleta rota desde el techo hasta el suelo. Es el único juguete de los muchachos y sus otros cuatro hermanos.

“La vida es difícil aquí. Los israelíes nos atacan, hacen todo difícil, pero algunas personas están en una posición aún peor que nosotros”, dice pensativo Wissam. Está sentado en una olla volcada en el suelo arenoso.

Mientras habla, Jihad monta la bicicleta rota y la arrastra con los pies alrededor de la arena lo más rápido que puede. Le falta un neumático, pero a Jihad, esto sólo hace que el reto de montarla sea aún más divertido.

Wissam sale corriendo para llegar a Burro. Él desearía tener una pelota de fútbol, pero todavía se pueden disfrutar aventuras con el plácido animal, que los hermanos les gustan fingir que es un caballo mientras que montan alrededor de la zona degradada salpicada con casas de algunos de los residentes más pobres de Gaza.

Su padre, Ramzi, se sienta en una esquina en una silla de ruedas destartalada, sonriendo mientras los observa jugar. “Doy gracias a Dios por ellos todos los días”, dice.

Mientras que Abed y Jihad pasean en burro, Wissam comienza a arrastrarse por la arena. Él está fingiendo ser un soldado; sus dedos extendidos son su pistola.

A 2 kilómetros está el muro que divide la Franja de Gaza de Israel, Wissam da vuelta su cuerpo hacia ella y se arrastra lentamente más cerca. Se dice a sí mismo que los soldados instalados a lo largo del muro por una vez tienen miedo de él.

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Un cara a cara con Wissam

-¿Qué es lo que más te gustaría tener?

-Me gustaría tener una pelota de fútbol, zapatos, ropa. No tengo juegos. Pero me gusta el pollo, ya que le da sus huevos a mi familia.

-¿Cuál es su recuerdo más feliz?

-Cuando mi padre me llevó al parque de atracciones y al zoológico. Estaba tan feliz. Estaba con mi familia, y fue la primera vez que fui también. Yo había querido ir allí y mi padre prometió que iríamos, y cuando terminó la guerra fuimos. Vimos el león. Me encanta el león por la forma en que se mueve. También había juegos y columpios. Yo estaba tan feliz en ese momento, porque sobreviví a la guerra, y habíamos sido capaces de ir al parque.

-¿Cuál es tu recuerdo más triste?

-Cuando nos dirigíamos a la escuela para refugiarnos, era aterrador. Todos los burros fueron asesinados, y los refugios de ellos estaban en el suelo, junto con trozos de cuerpos de la gente por todo el lugar, cortados en trozos. Se podría ver una cabeza, una pierna, manos de la gente, los pedazos de cerebro. Vi todo esto. Fue muy triste para mí. Yo estaba esperando a morir.

-¿Cuál es tu lugar favorito?

-El parque de atracciones, porque sientes como si fueras una persona nueva y diferente allí.

-¿Cuál es su caricatura o personaje favorito de TV?

-Tom y Jerry, porque siempre se están persiguiendo uno al otro y pelan. Es gracioso.

-¿Qué te preocupa más?

-Mi mayor miedo es otro ataque por los israelíes. Me temo que nos vayan a quitar nuestra casa y la tierra.

-Si pudieras cambiar una cosa en el mundo, ¿qué sería?

-Si pudiera ayudaría a cada niño pobre, todos los que sufren como nosotros.

Traducción: Palestinalibre.org

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