Argentina: Bajo amenaza

Resumen Latinoamericano/Página 12, 17 de agosto de 2015 – Maruh llegó el 12 de junio a su casa, en Isidro Casanova, y encontró una nota digna de un thriller: “Si te metés en nuestras casas, nos vamos a meter en la tuya”, decía el papel que estaba sobre la cama. “Ese mismo día empezaron las llamadas telefónicas a mi domicilio y a mi celular”, cuenta. La llamaron apenas entró a la casa donde vive con amigxs y le dijeron que la estaban viendo entrar. Esa misma noche, cuando salió a la calle ante una nueva llamada, pasó un auto y le tiraron una botella, que llegó a esquivar. El domingo siguiente, en plena siesta, un hombre se le acercó con un arma, le pegó y le dijo: “No te hagas la salvadora, que a vos no te va a salvar nadie”.

Maruh integra la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y también forma parte de Socorristas en Red, la organización que acompaña a mujeres para que realicen abortos con pastillas. Sus compañeras la definen como “una piba del conurbano con todas las letras”, que cree fervientemente en su cometido y es “de remil ir al frente aunque se choque algún poste”, al decir de otras que la conocen. También escribe poesía, pero se ríe si alguien la define como poeta.

Además de su activismo feminista, esta mujer de 30 años dejó hace nueve meses la militancia independiente para sumarse a la agrupación Patria Grande. Es candidata a concejal de La Matanza. Acompaña también a víctimas de violencia machista y vive de cerca cómo una y otra vez esas mujeres sufren una nueva vulneración en las instituciones que deberían asistirlas. Por eso, sabe que la violencia institucional es parte de la trama que las oprime, y es allí donde apunta la responsabilidad por lo que viene viviendo hace más de un mes. La persecución fue in crescendo. Mientras hacían una conferencia de prensa para denunciar lo ocurrido, le rompieron los ventanales de la vivienda. Maruh se alejó un tiempo de su barrio, pero siguió recibiendo llamadas, siempre amenazantes, a veces de tono más sexual. Le decían que la “iban a agarrar entre todos”. Hace unos días volvió a su casa, pero no pudo permanecer mucho tiempo, porque el jueves de la semana pasada, cuando salió un momento al patio, escuchó una explosión en su pieza, donde se armó un incendio en un sector sin conexiones eléctricas ni de gas que puedan explicarlo. Hizo la denuncia en la Fiscalía pero nunca le hicieron una pericia para averiguar el origen del incendio. Actualmente, Maruh es acompañada por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, que preside Pablo Pimentel, y tiene claro que el origen de estas amenazas es una estructura organizada. “Estas agresiones no vienen por parte de un macho violento, un fundamentalista. Hay un aparato que se sostuvo a lo largo de un mes y medio, llevo todo este tiempo sufriendo amenazas. Estoy vigilada todo el tiempo porque cada vez que entro me llaman. No es algo aislado”, cuenta con un tono de voz más guerrero que angustiado, y bien consciente de que sólo cuenta con sus compañerxs.

Como buena activista, Maruh aprovecha para colar datos concretos sobre el distrito en el que vive. “Es un partido con 2,5 millones de habitantes, la mayoría son mujeres, pobres, no tenemos política social directamente. El último trimestre de 2014 cerramos con tres muertes por aborto clandestino, ahora ya contamos dos”, enumera. Y si algo la caracteriza –al igual que a sus compañeras– es la presencia. “Las mujeres saben que nos pueden llamar y estamos ahí, garantizando los derechos vulnerados sistemáticamente.” Define su militancia como un “feminismo popular, disidente, que trabaja con todas las expresiones de diversidad sexual. Salimos a empoderar a las mujeres”.

Maruh García está en peligro. Lo ocurrido en los últimos días compromete una respuesta urgente de quienes deben garantizar su seguridad.

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