México. El gobierno destruye el bosque otomí y también la vida de la comunidad de Xochicuautla

Por Carolina Bedoya Monsalve/ Resumen Latinoamericano/ 5 de julio 2015.-. La dignidad, la rabia y la alegría se encuentran bajo los techos improvisados del campamento instalado sobre el paraje Pon Di Shi, en la comunidad de Xochicuautla, Estado de México, como símbolo de hartazgo de las políticas de despojo del gobierno, que pretende a toda costa llevar a cabo el proyecto carretero Toluca-Naucalpan. Los trabajos para la autopista se intensificaron el 23 de junio, cuando maquinaria pesada destruyó cientos de metros de cultivos.

La dignidad, la rabia y la alegría se encuentran bajo los techos improvisados del campamento instalado sobre el paraje Pon Di Shi, en la comunidad de Xochicuautla, Estado de México, como símbolo de hartazgo de las políticas de despojo del gobierno, que pretende a toda costa llevar a cabo el proyecto carretero Toluca-Naucalpan. Los trabajos para la autopista se intensificaron el 23 de junio, cuando maquinaria pesada destruyó cientos de metros de cultivos.

La comunidad interpuso una demanda para anular los convenios, el juicio fue cancelado porque el comisariado de bienes comunales, quien es cómplice de la empresa, se presentó sin abogado y el magistrado lo reprogramó para el 8 de agosto. Desde que se instaló el campamento la comunidad citó a los representantes de la empresa para que se presenten y entreguen los documentos que los autoriza para continuar con las obras. Hasta este viernes 3 de julio, los pobladores en resistencia no reciben ninguna noticia ni de la empresa ni del gobierno.

En la montaña, tres hombres siembran avena, mientras narran como las maquinas desprendían de la tierra todo lo que se encontraba, « los trabajadores talaban los árboles, parecían que lo hacían como si no tuvieran alma ». Los hombres no contienen sus lágrimas, son de tristeza, pero más que nada de rabia, de ver como el gobierno los trata. « Cuando arrancaban la tierra y los cultivos, sentía que me estaban matando », menciona uno de ellos.

Desde hace ocho años, la comunidad ubicada en el municipio de Lerma resiste al proyecto carretero impulsado por el presidente de México, Enrique Peña Ñieto, desde que era gobernador de la entidad y concesionada a la empresa Autovan, filial del Grupo Higa. La autopista privada será construida en un parque ecológico con categoría de Santuario del agua.

Una vez más la historia de muchas comunidades de México se repite, el gobierno apoyado de las fuerzas públicas impuso un proyecto sin información, ni consulta previa. El tres de noviembre, trabajadores de Autovan acompañados de más de 200 uniformados ingresaron al predio de Eugenio Saavedra, en el paraje de Buenavista. « Destrozaron cosechas, no tuvieron piedad y ahora la empresa sigue invadiendo muchos terrenos ». Según el campesino, ellos no podían defender sus tierras y los amenazaron con detenerlos si obstruían el trabajo.

El proyecto avanza a pesar de que la asamblea que aprobó el proyecto carretero fue anulada por los tribunales. El pasado 23 de junio, un grupo de granaderos ingresó al cerro Pon Di Shi para custodiar a los trabajadores de Autovan, que arrancaron los cultivos de maguey, maíz, haba y papa de la milpa de Andrés de la Cruz, tierras que fueron heredadas de sus abuelos. El hombre trabajó más de 15 años en el cultivo de maguey que fue destruido por la necedad del gobierno, que insiste en que esos territorios son de su propiedad. « Estas tierras son de mis ancestros, que estaban antes que existiera un gobierno, como pretenden ellos que aceptemos que son de su propiedad ».

La rabia y la indignación se mezclan con la tristeza de ver las montañas sin los árboles que los acompañaron desde siempre. La empresa taló más de 23 kilómetros de bosque y para borrar la evidencia, los enterró en el mismo lugar. A lo lejos, se observa la comunidad de Huitzizilapan, que también se verá afectada por el paso de la carretera. El cerro fue partido en dos por Autovan para preparar la tierra para la autopista y otras obras de infraestructura, como un campo de golf y fraccionamientos en las seis comunidades donde se llevará a cabo el proyecto.

« El desarrollo no es cemento »

En el 2011, el gobierno junto con la empresa Autovan llegó a unas seis comunidades del municipio de Lerma para hacer mediciones topográficas, talar árboles y dividir a las poblaciones. Las personas de Xochicuautla, presentes en el campamento coinciden en que las personas que supuestamente aceptaron la carretera fueron convencidas con engaños y falsas promesas, aprovechando que éstas no serán afectadas directamente.

En los cerros de Xochicuautla, aún se ven algunas milpas que están separadas de montañas de tierra que fueron arrancadas, sobre esa tierra se sigue sembrando. Para los pobladores esos territorios guardan toda la historia de los ñhathö. « El bosque otomí es el corazón de nuestro pueblo, ahí se hallan centros ceremoniales de gran importancia, donde agredecemos por las lluvias y las cosechas, también recolectamos plantas medicinales », relata Cirilo Reyes, habitante de Xochicuautla.

La autopista acabará con senderos y rutas sagradas para el pueblo otomí y otros lugares importantes dentro de su cosmogonía, como el cerro de la Campana donde ya ingresó maquinaria. « Para nosotros estos cerros son sagrados porque ahí encontramos paz y felicidad », afirma Reyes.

Para los habitantes de Xochicuautla, detrás del proyecto carretero hay un interés del Estado mexicano por los recursos naturales. « El gobierno quiere nuestras montañas y agua, la carretera es sólo una excusa para entrar a la zona », refiere Cirilo Reyes. Con las obras, la producción se estaría reduciendo en 250 millones de litros de agua por año. Para Nachita, esta situación es preocupante porque de las montañas de Xochicuautla, gran parte de la población de los valles de México y Toluca se abastecen del liquido.

« El bosque es nuestra vida, nuestro sustento. Todo lo que brota de la tierra nos alimenta y lo vamos a defender incluso con nuestra vida », expresa Nachita, mientras corta la leña para hacer las tortillas y añade que la lucha social y jurídica irán de la mano porque las leyes les han dado la razón.

 En el campamento, un grupo de mujeres y hombres preparan la comida. Otros van adecuando el espacio. Debajo de las lonas los niños juegan, se escuchan risas, consejos y palabras de ánimo para seguir enfrentando las políticas de despojo del gobierno mexicano.

En los diez días que lleva el campamento en uno de los terrenos que fueron destruidos, tanto la gente de la comunidad como las personas solidarias que se acercan realizan talleres y trabajos para mantener la vida en el lugar, relata Nachita, desde la siembra colectiva, deshierbar las milpas, talleres artesanales que después, los productos elaborados, son vendidos en los pueblos del municipio para seguir sosteniendo la lucha. « En los terrenos que fueron destruidos, estamos plantando arboles frutales y sembrando avena y maíz como una forma de resistencia. »

http://desinformemonos.org.mx/2015/07/con-la-destruccion-del-bosque-otomi-el-gobierno-destruye-tambien-la-vida-de-la-comunidad-de-xochicuautla/

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