Colombia: Los retos de la Comisión de la Verdad

Fernanda Espinosa*/Resumen Latinoamericano/Colombia Informa, 15 de junio de 2015 – Es muy importante el reciente anuncio de la creación de una Comisión de la Verdad. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- y el Gobierno acordaron la creación de “una Comisión para el esclarecimiento de la verdad, la convivencia y la no repetición, que será un mecanismo independiente e imparcial”. Se nombrarán 11 comisionados durante tres años con un periodo de preparación de seis meses una vez firmado el acuerdo.

Las claves que permitirán el éxito de la Comisión son: escuchar a la mayor parte de las víctimas, regionalización, enfoque diferencial étnico y de género (la violencia contra la mujer ha sido muy alta en este conflicto), señalar responsabilidades hasta ahora ocultadas y acercarse a multiplicidad de fuentes.

Una tarea clave de la Comisión es identificar cuotas de responsabilidad de los victimarios. No podemos caer en el error de la teoría de los dos demonios de la Comisión de la Verdad Argentina, un demonio del terrorismo de Estado contra un demonio del terrorismo de las guerrillas que fueron igualmente culpables. El conflicto es mucho más complejo, multicausal y multiactoral. El reconocimiento de las responsabilidades del Estado, de las élites económicas y políticas, de quienes han financiado la guerra y de quienes han causado su origen es fundamental.
Tampoco podemos caer en el error de equiparar a todos los actores armados. Veamos solo un ejemplo: un reciente análisis de 1.000 sentencias de restitución de tierras evidencia que los responsables del despojo de tierras a pequeños campesinos fueron en el 81 % de los casos los Paramilitares, el 9% la Guerrilla, el 5% Grupos No Identificados y el 3% las BACRIM. Esto una vez más confirma que las responsabilidades deben ser diferenciadas. Por la verdad y para construir paz hay que diferenciar los actores.

La Comisión debe recoger la verdad de las víctimas; el ideal: todas las víctimas de todos los actores y toda la verdad. La Unidad de Víctimas acaba de registrar la víctima número 6.073.473 desde 1984 hasta el 2013. En cifras del Grupo de Memoria Histórica el conflicto armado colombiano se puede resumir en 23.161 víctimas asesinadas de todos los actores armados (38.4% grupos paramilitares, 16,8% guerrillas, 10,1% fuerza pública y 28,7% de grupos armados no identificados) entre 1981 y 2012; 95 casos de atentados terroristas entre 1988 a 2012; 1982 casos de masacres entre 1985 y 2012; 25.007 víctimas de desapariciones forzadas y 1.754 víctimas de violencia sexual entre 1985 y 2012. Según la Organización No Gubernamental CODHES existen 5.712,506 casos de desplazamientos forzados. Seguramente son cifras inferiores a la realidad pues es muy bajo el registro. El universo de víctimas de este conflicto es muy amplio y los victimarios muy heterogéneos. El reto de la Comisión de la Verdad es oír a la mayor parte de estas víctimas, documentar sus casos y sacar conclusiones. Investigar todas las violaciones de Derechos Humanos es prioridad; por ejemplo, conocer a profundidad los casos de desaparición forzada es fundamental para sus familiares y para la sociedad.

El éxito de la Comisión también dependerá del enfoque regional y territorial, esta no podrá realizar su labor únicamente desde una oficina en Bogotá. Colombia es un país de regiones y el conflicto colombiano tiene dinámicas zonales muy marcadas. Los comisionados deberán hacer una ardua tarea en las regiones para lograr dimensionar las consecuencias del conflicto.

Si bien, la Comisión de la Verdad no individualiza ni juzga sino que aporta a la verdad histórica, este es un paso importante para la verdad judicial. Debería contribuir a superar los niveles tan altos de impunidad del país. “Memoria, Verdad, Justicia y Reparación” no son separables del todo, deben tener líneas de continuidad. Por ello es preocupante el carácter “extrajudicial” que se incluyó en el anuncio, según este, ninguna información de la Comisión de la Verdad podrá ser usada en un tribunal de justicia, ¿significaría esto que los casos documentados por la comisión no serán juzgados? Sería muy grave aumentar la impunidad.

Hablando de justicia, es claro que no podemos caer en enfrentarla con la paz, la clave está en que se planteen mecanismos satisfactorios de justicia transicional y que la sociedad los legitime dentro de los estándares de lo que considera justo. Necesitamos que el país reconozca que justicia no necesariamente significa penas penitenciarias.

La memoria y la verdad histórica son importantes, pues contribuyen a remediar algunos de los impactos del conflicto, son una parte fundamental de las reparaciones colectivas para las comunidades y para reparar el tejido social. La Comisión de la Verdad no puede verse como una ganancia de las FARC sino como un triunfo de las víctimas y de la sociedad.

*Fernanda Espinosa es historiadora, investigadora de la Asociación MINGA e integrante del Observatorio de Ciudad.

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