EE.UU-Cuba. ASÍ MISMO ES, COMANDANTE FIDEL. Por Narciso Isa Conde

 

propósito del acuerdo concertado entre los gobiernos de Cuba y EEUU para iniciar el proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas y comerciales, el comandante Fidel Castro proclamó su desconfianza total frente a la superpotencia que durante 56 años ha pretendido ahogar -e incluso revocar- la revolución cubana; al tiempo  de haberse dedicado a agredir de mil formas a los pueblos que han luchado y luchan por su liberación nacional y social, y de empeñarse en empobrecer a una gran parte de la humanidad y del planeta.

A continuación reproduzco los párrafos fundamentales del resumen de prensa que sobre la carta de Fidel publicó el periódico digital argentino LA GACETA, en su edición de hoy 29 de enero:

LA HABANA, Cuba.- Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana decidió romper su silencio anoche a través de una carta dirigida a los estudiantes de la Universidad de La Habana…

“No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra“, indicó Fidel Castro en un mensaje leído por el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Randy Perdomo, y que fue transmitido por la televisión estatal.

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En cuanto al restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, Fidel Castro comunicó a través de la carta que su hermano, Raúl Castro“ha dado los pasos pertinentes de acuerdo con sus prerrogativas y las facultades que le conceden la Asamblea Nacional y el Partido Comunista de Cuba“.

Fidel se muestra conciliador y apoya una solución pacífica y negociada de los problemas entre ambos países: “defender la paz es un deber de todos“.

El que fuera presidente de Cuba apuntó también que defenderá “la cooperación y la amistad con todos los pueblos del mundo”,  incluidos los adversarios políticos, “es lo que estamos reclamando para todos“.

FUNDAMENTO DE  LA DESCONFIANZA

 

Fidel ciertamente tiene toda la razón en desconfiar del imperialismo estadounidense.

Sus vivencias como Jefe de Estado y líder de la hazaña que representó la auto-determinación de Cuba a partir de 1959 y la gravitación continental y mundial de la revolución anti-imperialista que él encabezó por cinco décadas, no dejan espacio para la menor confianza y la más minima esperanza en una deposición de parte de las elites imperialistas estadounidenses de su determinación de derrotar la independencia cubana, restablecer el predominio del capitalismo privado y recolonizar ese país; obstruyendo toda posibilidad de superar el modelo estatista en crisis a través del resurgimiento renovado del proyecto socialista.

Las tácticas imperiales podrán variar –y ciertamente ahora está variando una de ellas- pero la meta contrarrevolucionaria y el propósito mil veces denunciado habrá de mantenerse de parte de EEUU y sus fuerzas aliadas, que procurarán, a través de todos los medios a su alcance -aplicados según la circunstancias- revertir totalmente ese proceso.

Ahora, incluso, hay más razones para desconfiar que antes.

Porque lo que acontece en  el continente y el mundo actual nos indica que estamos frente un capitalismo  y un imperialismo peor que en décadas anteriores, más agresivamente opuesto a la auto-determinación de los pueblos, a los procesos revolucionarios y los procesos reformadores; más saqueador, más destructivo, más cruel y más guerrerista. Y a eso no ha escapado la Administración Obama.

Basta una mirada a su actitud frente a Venezuela, a Bolivia, a Ecuador… y si no poner los catalejos hacia Palestina, Siria, Libia, Ucrania, Irak, Afganitán…  o recordar lo que recientemente hizo en Honduras, Paraguay… y lo que está haciendo en Colombia,  en México y Haití…

POSIBLES MOTIVOS DEL GIRO DE OBAMA

Es claro que en Cuba la vieja política estadounidense de cerco, aislamiento, bloqueo total… agotó todas las posibilidades de hacer daño –y lo hizo en dimensiones colosales- sin poder doblar la dignidad y la independencia cubana.

Fracasó en el desenlace programado, no así en lograr –combinándose con los efectos negativos del derrumbe de la URSS y del agotamiento de modelo estatista-burocrático que todavía predomina en Cuba- una alta vulnerabilidad de la economía cubana, ahora en tren ser de ser reformada, que EEUU pretende aprovechar.

Es claro que en esas circunstancias, Cuba ha reforzado su alianza con Venezuela Rusia, China, Brasil (en estos tres últimos casos  presente una   vocación imperialista acompañad de contradicciones con EEUU, propia potencias emergentes); esto con la ausencia y el desagrado de EEUU, y en medio de las premuras de una parte de sus corporaciones interesadas en aprovecharse de la apertura en la isla.

Esas y otras razones, tanto de política interna como de estrategia regional, es lo que puede explicar el actual giro de la política norteamericana respecto a Cuba.

Y esto amerita no solo examinarse desde el punto de vista del revés propinado a la dureza imperialista anterior, sino además desde lo que ese giro procura, en el marco de una readecuación táctica sin resignación de la estrategia contra-revolucionaria imperial.

Esto exige, en consecuencia, un estudio ponderado del impacto económico, político y cultural del paquete (todavía muy limitado) anunciado por Obama en el contexto de los efectos del actual programa de “actualización del modelo” puesto en marcha en Cuba, que incluye un grado alto de apertura a la inversión capitalista extranjera, impulso al cuenta-propismo en gran escala, autorización a la contratación de mano de obra asalariada, dualidad monetaria, economía estatal estancada y/o quebrada, y débil línea de socialización de lo estatal que podría morir y de lo privado que recién comienza a nacer.

Exige también examinar otros posibles pasos más agresivos de EEUU en términos económicos y culturales, que el pendiente restablecimiento de relaciones diplomáticas facilitaría.

Ahora no voy a entrar en esas y otras profundidades, imposibles de obviar oportunamente por los-as revolucionarios/as que hemos militado en el anti-imperialismo, en el anticapitalismo, en el socialismo y el comunismo junto ese fascinante y trascendente proceso, pionero de una gran época continental.

Me limito a expresar estas ideas para reforzar la gran pertinencia de la advertencia hecha  por Fidel en cuanto a desconfiar radicalmente del imperialismo estadounidense. Y más allá de eso, a plantear la necesidad de potenciar el anti-imperialismo, el anti-capitalismo y el proyecto de nuevo socialismo, frente a esa superpotencia genocida; cual que sean sus maniobras, re-juegos tácticos y concesiones y/o agresiones, y cuan imperiosa resulte la necesidad de reemplazar un modelo estatista agotado.

Con el Che hay que clamar: al imperialismo no hay que cederle “ni un tantito así”; siempre anhelado que una gran parte del pueblo cubano le cierre el paso a cualquier oportunismo que pretenda dorar la imagen de EEUU en busca de facilidades y ventajas individuales o grupales ajenas a los intereses colectivos y  a la defensa de la Patria, que para José Martí es sinónimo de humanidad. (29-01-2015, Santo Domingo, RD).

 

 

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