Sionistas por el mundo, palestinos por el mundo

Resumen Latinoamericano/Ramón Pedregal Casanova – Cuando los chacales atacan a los corderos, cuando los colmillos de las bestias se clavan en las gargantas, cuando desgarran, ahogan, matan a los inocentes… Si ves que hacen eso mismo a otra persona, ¿tú cómo reaccionas? Si semejante injusticia la comete un gobierno, ¿tú cómo reaccionas? Si ese gobierno injusto es además un gobierno colonialista, ¿tú cómo reaccionas? Ese gobierno colonialista es el gobierno de Israel, ¿tú cómo reaccionas?

Los pueblos del mundo entero calificaron a Israel y su gobierno, en una encuesta de hace tiempo, como el país y el gobierno más despreciables de todos los existentes.

¿Por qué los inocentes mueren bajo tanta crueldad?, ¿por qué los asesinos pueden arrastrar a la muerte a quienes no saben qué es?, ¿imaginamos cuánta es la distancia humana entre un niño o una niña palestina y un sionazi que lo hace prisionero, lo encarcela, lo tortura, que descarga sobre él o ella una bomba desde un avión, un tanque o un barco, o le dispara a bocajarro, como hacen los militares y francotiradores sionazis?

Hace bien poco en una conversación alguien me dijo sobre los sionistas: “Además son cobardes”. Y me contó un enfrentamiento directo que se había dado cuando los sionistas bombardeaban los hospitales, las escuelas, las viviendas de Gaza, los lugares donde el pueblo se refugiaba resistiendo la última invasión: los guerrilleros palestinos habían salido de un túnel y atacaron directamente a los sionistas que disparaban desde unos tanques blindados, sobre la población; cuando vieron a los palestinos dieron la alarma, pero los guerrilleros ya estaban encima y les disparaban sus pobres armas. Los sionazis del cuarto ejército del mundo reaccionaron echando a correr en sus blindados, llevando a varios de ellos heridos y muertos.

También alguien que había estado en viaje por Cuba contó que ocupaba un asiento en un autobús que iba de una ciudad a otra, y escuchó a un hombre que iba a su lado hablar con los dos de atrás en un idioma que desconocía. En un momento de silencio preguntó al que iba al lado si eran rusos: “¡No!, somos israelíes”. Nuestro narrador se sorprendió al saber que estaban en Cuba, a lo que el otro le dijo que habían entrado por México porque no podían entrar directamente, que eran militares de la marina que tenían tres meses de vacaciones; nuestro interlocutor dice que no salía de su sorpresa. “¿Militares israelíes en Cuba?, ¿y hablando castellano perfectamente?”. “Somos de origen chileno”. Y quien lo contaba dice que vio en aquella cara una sonrisa entre irónica y burlona, a la que él no supo cómo responder. Hubo un pequeño silencio, conforme miraba fijamente a los ojos del sionazi, como si le escudriñase. Entonces, sin pensar, volvió a preguntar a aquél individuo: “¿Por qué matáis al pueblo palestino?”. El otro contestó de inmediato: “¿El pueblo palestino?, ¿qué es el pueblo palestino?”. A lo que el amigo espetó al sionazi: “¿Cómo que qué es?, y continuó diciéndole con la voz cargada: “¡Eres un sinvergüenza! ¡Canalla! ¡Sois unos asesinos!”. El sionista palideció repentinamente, mientras aparecía en su cuello y hombros cierta rigidez como manifestación de un miedo incontrolado. Agachó poco a poco la cabeza, y luego, despacio, se fue volviendo hacia la ventanilla, no miró por ella puesto que tenía la cabeza rapada al cero agachada. ¿Qué o a quién creía que se iba a encontrar? Por eso, hecho un manojo de nervios, agarrando su bolsa con una mano y con la otra tanteando el borde del asiento delantero, se levantó y doblando las piernas por las rodillas, no como ellos hacen con los niños y niñas palestinas, pasó por el hueco dejado entre el asiento delantero y el amigo que me contaba, salió de costado al pasillo, fue a hablar en voz baja con los otros dos que, visiblemente nerviosos, cogieron sus bolsas de viaje y se fueron a la última fila del autobús que estaba vacía. Se quedaron solos y sin volver a hablar ni en ese idioma ni en ninguno. Al salir del autobús, el amigo los vio irse a paso rápido para desaparecer por la primera calle que cruzaba.

Este verano tuve el honor de sentarme a charlar con un amigo palestino en un recinto público. En las mesas de alrededor había gente joven y mayor, cuando llevábamos un rato nos habíamos desentendido de nuestro tono de voz y nos escucharon en la mesa próxima. Mi amigo contaba la situación de su familia en Gaza bajo los bombardeos sionistas, cuando una pareja joven y un amigo con el que compartían se dirigió a nosotros, a él sobre todo, para darnos la mano, darle la mano, y mostrar su solidaridad con el pueblo palestino. Fue un momento en que sentíamos un calor fraternal, subía por dentro a los ojos. Les invitamos a continuar juntos la conversación. Mientras uníamos las mesas, alguien más, una mujer y un hombre, le dieron la mano a mi amigo y hablaron con él. Pasamos un par de horas compartidas, hablando fraternalmente, y hasta cantamos una canción palestina que nuestro amigo nos enseñó, algo dulce y estimulante que iba traduciendo en cada verso.

Había recibido un correo informándome de la llegada de un matrimonio palestino que venía desde Gaza. Habíamos acordado vernos, abrazarnos, preguntarnos, más yo que ellos, y recogerlos con todo el afecto de que uno es capaz. Pero debía ser una amiga la que los trajese desde el aeropuerto, y ese fue el momento en que parece que se trastocó todo. Había ido alguien más a acompañarla y como era tarde, los llevaron a su casa y me lo comunicaron; y lo que ocurre en ocasiones especiales es lo que pasó; ante la tardanza, ellos habían llamado, yo había llamado, aquí y allá, enterando de rebote a los conocidos, con lo que al día siguiente había toda una lista de personas que iban a hablar con ellos, a disponer las cosas para que fuesen a verlos y a llevarlos de un sitio a otro. De tal modo que no pudimos más que encontrarnos entre tanto saludo, abrazo, y palabras de solidaridad. Al final hicimos un hueco y lo blindamos para nosotros. Su sorpresa por tal recibimiento les inundaba los ojos. Había tanto que merecían llevarse.

La información sobre Gaza ha desaparecido de los medios informativos. Llega a las redacciones de tales medios, pero la ocultan. Los sionistas han perdido la guerra ante los ojos de los pueblos del mundo, pero los sionistas lo ocultan, como ocultan sus crímenes. Pero también el gobierno sionazi quiere sacarse esa espina ocupando más territorio en Cisjordania o invadiendo Jerusalén Este. Netanyahu y su gobierno, en la ONU, en declaraciones públicas, hacen ostentación de sus crímenes y de su intención de ocupar más y más territorio palestino. Y los gobiernos de Europa y EEUU callan. Aunque empiezan a moverse las aguas, Suecia reconoce al Estado Palestino, el parlamento inglés, que es prosionazi, también lo pide, les hace daño el BDS, les hace daño el escándalo entre los pueblos por los crímenes sionazis. El pueblo palestino y los pueblos del mundo defienden los Derechos Humanos frente al sionismo. ¿Y las televisiones, emisoras de radio, periódicos? Cómo será que esos medios informativos en vez de mostrar un criterio ético, en vez de recurrir a la Carta de las Naciones Unidas, al Tratado de Roma, a la Carta de Derechos Humanos, al Derecho Internacional, acuden a recoger las palabras de los asesinos, o presentan artículos en los que se muestran aparentemente equidistantes, o presentan libros del ejército sionista, o anuncian actos públicos, charlas, conferencias, tomas de café, invitándonos al limbo, cuando no a escuchar los gimoteos de los asesinos.

Y, mientras gimotean en sus medios de prensa, continúan matando niños y niñas palestinos: la agencia de noticias Maan informaba hace días que en Jerusalén, Mohamed, hijo de Abdal-Majid Sinokrot, estaba hablando por  teléfono en Wadi al-foz, cuando un policía nazi-sionista le disparó a la cabeza y lo mató. En el funeral de Mohamed, que tenía 16 años, la policía nazi-sionista atacó a los palestinos que asistían. La policía atacó como los chacales a los corderos, con granadas, gases lacrimógenos, balas de acero. ¿Puede creer usted que por asistir al funeral y sentir la muerte de éste niño palestino la policía nazi-sionista ha detenido a 77 palestinos?

En Gaza mueren los niños y niñas que hirieron los nazi-sionistas en su asalto y bombardeo de 51 días. La niña de 5 años Rahfat Abu Jame fue herida por las bestias nazi-sionistas y ha fallecido a causa del daño. Este es solo un ejemplo puesto que hay muchos más niños y niñas palestinas que han ido muriendo en estos días. Se suman, como Rafa Abu Jame, a los casi 600 niños y niñas que asesinaron los agresores del pueblo de Gaza.

El asalto a Gaza sumó en total 2.165 muertos, más 11.100 heridos, y 2.000 secuestros, que se sumaron a los 7.000 presos palestinos en cárceles de Israel, de los cuales cerca de 300 son niños y niñas.

Desde el año 2.000, han sido encarcelados 8.000 niños palestinos. Israel es el único país del mundo que juzga a los niños en tribunales militares, los puede mantener detenidos hasta 4 días antes de llevarlos a la cárcel, y son bien conocidas las torturas a que someten a los niños y niñas; es una práctica habitual, y los tribunales admiten las declaraciones conseguidas bajo tortura: Guantánamos para niños y niñas. ¿Dónde están los gobiernos que se dicen democráticos?, ¿qué defienden?, ¿por qué no cierran las puertas a Israel? Los sionazis secuestran a los niños y niñas y los llegan a tener en sus prisiones bajo torturas hasta 18 meses antes de hacerles un juicio farsa. ¿Cómo es posible ser tan…?

La vida entera no basta para ser un asesino, debe haber una siembra del colonialismo, de la concepción nazi-sionista para hacer asesinos, para eliminar todo rastro de igualdad humana, para creerse mejores y elegidos por su dios mitológico. Pero hay algo más terrenal, que no tiene nada que ver con la mitología, ¿quién les sostiene comercialmente?, ¿quién les da las armas?, ¿quién no quiere que los palestinos sean dueños de su tierra, de su Estado?

A los colaboracionistas del sionazismo los camuflan en bancos, fundaciones empresariales, prensa, universidades, gobiernos. Hay que boicotearlos, lo inhumano no puede hacerse norma. El nuevo nazismo, como el viejo, siempre destruye a los pueblos, por eso crece en el centro del poder del capitalismo.

¿Qué harías por el pueblo palestino?, ¿tú cómo reaccionas?, ¿qué vas a hacer?

Los nazi-sionistas van de vacaciones por el mundo.

Los palestinos están exiliados por el mundo: hay siete millones de palestinos expulsados de su tierra por los sionazis.

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