El aborto en Ecuador: “Se perdió una batalla pero no la guerra”

Por Leandro Albani y Gerardo Szalkowicz, Resumen Latinoamericano.-El partido de gobierno en Ecuador sancionó con un mes de inhabilitación a las legisladoras que propusieron despenalizar el aborto en casos de violación. El debate se instaló en el país y partió aguas entre el presidente Correa y los movimientos de mujeres.

La aprobación en Ecuador del Código Orgánico Integral Penal, el pasado 10 de octubre, trajo aparejadas una serie de discusiones entre las que sobresalió la negativa de los legisladores a despenalizar el aborto en casos de violación. Sobre esta controversia, Resumen Latinoamericano conversó en Quito con María Quispe, dirigenta de Mujeres por la Vida, y con Margarita Aguinaga, de la Asamblea Mujeres Populares y Diversas (AMPD).

Ambas militantes también opinaron sobre la decisión de la Comisión de Ética y Disciplina del movimiento Alianza PAIS, el partido de gobierno, de sancionar a las legisladoras Paola Pabón, Gina Godoy y Soledad Buendía por proponer la despenalización del aborto en el recinto parlamentario. Las asambleístas fueron suspendidas un mes en sus derechos como miembros de la organización, tiempo en el cual no pueden ejercer sus cargos (asumieron en sus reemplazos sus legisladores suplentes) ni hacer declaraciones públicas. Tanto Quispe como Aguinaga se manifestaron además sobre las duras declaraciones del presidente Rafael Correa en contra del aborto durante el último mes.

En Ecuador, el aborto es considerado la tercera causa de mortalidad femenina. Además, el 32,6% de las ecuatorianas ha vivido un aborto en algún momento de su vida y, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 95 mil mujeres abortan anualmente en el país. En las adolescentes, los embarazos no deseados llegan al 39% y el 60% de esos embarazos es abortado en malas condiciones.

Un debate que sigue abierto

Respecto al debate en el parlamento, Quispe señaló que “nosotras lo que planteamos fue no retroceder, sabiendo de antemano la postura del presidente y AP. No hemos dado ni un paso hacia adelante ni un paso hacia atrás. Muchas organizaciones de mujeres dicen que se ha retrocedido, pero nosotras decimos que al menos se han planteado temas, que el mismo presidente ha promocionado, de la píldora del día después, el tema de que se dé una adecuada información a los jóvenes en los colegios, que no había antes”.

Por su parte, Aguinaga explicó que “ha quedado claro que una parte de la sociedad se cuestiona procesos en que es normal violar, embarazarse bajo violencia intrafamiliar”, que a su vez muestra “un descontento real con esta forma de relación”. A esto, la militante de AMPD agregó que el debate surgido “muestra que hay un poder estatal, clerical y político que mantiene un oscurantismo sobre la población y sobre que las mujeres puedan asumir sus propias decisiones sobre el cuerpo y la reproducción de la vida”.

Aguinaga coincidió en que “las inclusiones de género en el código penal ni avanzaron ni retrocedieron. Lo más importante es el resultado político: el gobierno gana en términos de no permitir la despenalización del aborto y el movimiento de mujeres logró desgastar al gobierno y encontrar pautas para construir un camino hacia esta lucha a mediano plazo”.

Correa en la línea de fuego

Tanto la defensa cerrada a no despenalizar el aborto en caso de violación como las sanciones a las tres asambleístas estuvieron encabezadas por el propio presidente, que, tras la presentación de la propuesta parlamentaria había declarado: “Jamás aprobaría la despenalización del aborto, es más, si siguen estas traiciones y deslealtades presentaré mi renuncia al cargo. Para defender la vida estoy dispuesto a renunciar”.

Si bien luego de estas declaraciones del mandatario la moción fue retirada, la acción fue calificada por Correa como “una puñalada por la espalda al proceso revolucionario y al presidente de la República”. Ante las crecientes protestas por las manifestaciones presidenciales, Correa volvió a cargar duro: “Ese grupo de jovencitas ya no dan ni rabia, dan pena. A ese grupo de malcriaditas jamás las voy a recibir”. Y reiteró su concepción sobre el asunto: “La inmensa mayoría del pueblo ecuatoriano rechaza la eutanasia pre natal. Se creen que están defendiendo derechos, pero ¿qué mayor atentado a los derechos humanos que acabar con la vida del ser viviente más indefenso que es ese embrión que luego se convierte en feto?”

La postura del presidente despertó críticas tanto en Ecuador como en organizaciones de mujeres y feministas a nivel internacional. El colectivo FALDAS en Revolución de Venezuela emitió un comunicado en el que expresa: “Compañero presidente: no podemos hablar de soberanía sin empezar por la soberanía sobre nuestros propios cuerpos, que son el primer territorio de lucha (…) Usted sabe bien que el primer lugar donde se aprenden, reproducen y sostienen los mecanismos del modelo capitalista es la familia patriarcal. Desde esa claridad nuestro presidente Chávez se declaró, en 2008, feminista. Recordemos: sin feminismo, no habrá socialismo y no hay forma de acabar el capitalismo sin destruir primero el patriarcado”.

Al respecto, Aguinaga expresó que, con el paso de los días, el mandatario “ha tenido que bajar de tono ante una lucha feminista e interna que ha mostrado criterios contundentes”. La dirigente destacó que Correa “no ha podido desmentir que exista una mayoría de la población a favor del aborto por violación, así como no ha podido mostrar una estadística que vaya en contra de los datos altísimos de violencia intrafamiliar y sexual en contra de las mujeres ecuatorianas y de que estas han sido ejercidas por los hombres más cercanos al gobierno. Este escenario deja abierta entonces la posibilidad de luchar y obligar por otros medios a que el gobierno incluya el aborto por violación”.

Quispe comentó que “como organización ha sido complicado el tema de las declaraciones del presidente, pero ya sabíamos que eso pasaba. Pensamos que a lo mejor ahora se perdió una batalla pero no la guerra”.

Sobre la medida disciplinadora a las legisladoras, Quispe afirmó que “la posición de las compañeras fue valiente y es digno de resaltar, es una posición que han mantenido toda su vida, sobre todo la compañera Gina Godoy que ha estado más cercana a las organizaciones de mujeres”. En tanto, Aguinaga concluyó: “Es precio mostrar la violencia política como una violación a los derechos humanos de las mujeres”.

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